Mittwoch, 19. Februar 2014

Tango en Julio Cortázar

Siempre he sentido debilidad por la narrativa hispanoamericana del siglo XX de autores latinoamericanos. Descubrí como lectura obligatoria en el instituto la literatura de realismo mágico con la obra Cien años de Soledad del autor y novelista colombiano Gabriel García Márquez y más adelante me dispuse a conocer otras obras del mismo autor y de otros autores latinoamericanos. Por cuestiones personales y académicas, empecé a aventurarme en las lecturas de otro gran autor latinoamericano, Julio Cortázar, coincidiendo que tomaba clases de tango en mis ratos libres. Así que deje por un momento a Federico García Lorca y mi traje de lunares, y me adentré en el mundo argentino. 

 La literatura de Cortázar es muy característica por sus elementos fantásticos que el propio autor lo define así por falta de mejor nombre[1]. Bestiario, una colección de cuentos publicados en 1952, o Todos los fuegos el fuego en 1966 y su novela Rayuela de 1963, obra culmen de su vida literaria, son prueba de ello. Pero no solamente Julio Cortázar se distingue por su literatura fantástica en sus cuentos o en sus escritos, la música ejerció una gran influencia en su vida y ese amor musical influyó en algunas de sus obras. En Rayuela el jazz es la música elegida que enmarca y acompaña a los protagonistas y en el cuento Las Puertas del Cielo, donde la obra en la que el tango cobra protagonismo y es el motivo de este texto, el autor se aproxima a su cultura popular y subraya su argentinidad.

Para la lectura del cuento Las Puertas del Cielo, añado el link donde se encuentra el relato: http://literaturaeimaginarios.files.wordpress.com/2011/09/cortc3a1zar-las-puertas-del-cielo.pdf

¿Qué es el tango?

El baile del tango no sólo se compone de música o melodía, sino que también es un compendio de escenificación y sus textos, que contienen gran carga erótica, relatan pasiones y decepciones amorosas. El baile se compone de un reparto de papeles entre un hombre y una mujer: el hombre guía a la mujer y la mujer se deja llevar por el hombre, es decir, que el hombre desempeña el papel dominante de la pareja [2]. Todo ello rodeado de ambientes sórdidos en los salones y burdeles de los suburbios de la capital argentina en los comienzos del tango, que se sitúa aproximadamente entre 1880 y 1890, y que escapaba de las normas morales establecidas de la época. Por este motivo, en la sociedad argentina de finales del siglo XIX y principios del XX, representaba el mundo perfecto de los ladrones y maleantes con un propio lenguaje cifrado, el lunfardo. Aunque al principio el tango connotaba vulgaridad, ya en los años veinte fue adaptándose progresivamente en la sociedad argentina, y esa idea de baile “prohibido” cambió por completo hasta convertirse en una nueva moda para los burgueses. 




La lengua del tango: el lunfardo
Los primeros tangos relataban esas hazañas de los ladrones como válvulas de escape, pero después se fueron cambiando los temas y se llenaron de sensualidad y de amores imposibles. 'El lunfardo era un vocabulario de machos, propio del hablar sin barreras de hombres que se ponen a contar sus cosas' [3] Se sabe que los lunfardos eran al principio ladrones que utilizaron un lenguaje diferente para codificar sus mensajes y que la policía no les atrapase, por eso era una mezcla de expresiones de inmigrantes de origen italiano. [4]

Percepción de Julio Cortázar sobre el tango
Cortázar disfrutaba del tango, e incluso cantaba y compuso varias letras de tango con una gran dedicación. Julio Cortázar expresaba así su pasión: "...yo crecí en una atmósfera de tangos. Los escuchábamos por radio, porque la radio empezó cuando yo era chico, y después fue un tango tras otro. Había gente en mi familia, mi madre y una tía, que tocaba tangos al piano y los cantaba... El tango se convirtió en parte de mi conciencia y es la música que siempre me devuelve a mi juventud y a Buenos Aires".[5] En 1953, estando en París, unos amigos dejaron a Cortázar una vitrola y unos discos de Carlos Gardel. A partir de esa experiencia Cortázar evoca a Gardel en un precioso texto lleno de añoranza y ternura. Para Cortázar sólo existe una forma de escuchar a Gardel, no en directo, sino a través de una vieja victrola, en discos gastados acariciados por la púa, en noches de verano, y cebando mate.[6]



Presentación del tango en el cuento Las Puertas del Cielo
Aunque en el cuento hay tres personajes reconocibles, el tango se convierte en otro personaje más que es el que completa a los personajes físicos y se convierte en el eje narrativo de la historia. Las letras de los tangos hablan por los personajes y la historia cobra sentido. En Las Puertas del Cielo se presenta la historia de amor entre Celina, una mujer de estrato social bajo que se dedicaba a la prostitución, y Mauro, un porteño de un estrato social medio-bajo de origen italiano. Por otro lado, el narrador, un abogado de Buenos Aires llamado Marcelo Hardoy, es el que nos presenta a esta pareja singular y nos describe todas sus sensaciones que le evocan su amistad con la pareja y el tipo de sociedad que asiste a bailar tango de Santa Fe Palace.

Los personajes de la milonga son infravalorados y despreciados por el narrador, el doctor Marcelo Hardoy, que sugiere esa idea de duelo criollo de fuerte carácter machista con reminiscencias de la época colonial. Esos hombres bailan con mujeres y necesitan esos encuentros eróticos gracias al tango y preservar la idea o la norma social de la posesión antigua a la mujer. [7] Mientras que en la milonga se cantan las canciones por dos artistas de tango, el público asistente baila y el lector puede imaginarse el ambiente y los pasos de baile imaginariamente:Anita Lozano [… ] desde el palco, [… ] su estilo era canalla, necesitado de una voz ronca y sucia  para esas letras llenas de diatriba. “(Anita) se ponía a cantar quebrado, las parejas bailaban sin salir de su sitio y se veía que escuchaban la letra con deseo y desdicha y todo el negado placer de la farra. Las caras buscaban el palco y aun girando se las veía seguir Anita inclinada y confidente en el micrófono” [… ] “ la violencia del baile, las corridas laterales y los ochos entreverados en el medio de la pista”. 

Además de la presentación social de los personajes y la descripción del baile, el lector puede encontrar una segunda interpretación que deja entrever la ideología y la postura del autor sobre los hechos políticos de aquella época. Julio Cortázar estaba a favor de la revolución cubana y fue muy escéptico con la Argentina Peronista. Emigró de Argentina en 1951 y se estableció en Europa. Desde allí podía ver los acontecimientos políticos e históricos desde otra perspectiva. Por ese motivo, hay una interpretación política de su narrativa que los personajes del baile, descritos por el Doctor Hardoy como “monstruosy que se identificaban con  los partidarios de Perón, los cabecillas negras, y debido a su auge invadían Buenos Aires y atemorizaban a la burguesía existente de la época. Por lo tanto, Las Puertas del Cielo es un cuento en que al lector se le presenta las clases “cultas” frente al ascenso de las clases populares durante la primera época del peronismo. El narrador lo siente así recordando la figura de la amada de su amigo Mauro y expresando su repulsa que le produce ver a los “cabecillas negras”. El autor  lo aborda desde una perspectiva compleja y permite en la voz del doctor Hardoy configurar una representación determinada de la sociedad y transponer sus valores ideológicos en sus escritos.[8] Sin embargo, al final de la trama se descubre que sólo Celina es la única que puede entrar en el cielo, según la visión de Hardoy: “Era su duro cielo conquistado, su tango vuelto a tocar para ella sola y sus iguales”  […] ”(Mauro) que volvería agobiado y sediento sin haber encontrado las puertas del cielo entre ese humo y ese cielo”

Julio Cortázar, como argentino que es, intentó acercarse a la cultura cultural y musical de su país. Gracias a las nuevas tendencias artísticas y narrativas del modernismo, Cortázar mezcla su literatura con la música del tango y en su cuento incluye estrofas de las letras y descripciones de los movimientos de los pasos de baile. De este modo, consigue que los tangos enmarquen la historia del cuento Las puertas del cielo, dándole un toque genuino y acercando sus raíces argentinas a todo el público hispanoamericano.







[1] Cortázar, Julio, Algunos aspectos del cuento, Casa de Américas (La Habana), 11, 15-16 (1962-1963), 3-14
[2] Saikin, Magali,Tango und Gender. Identitäten und Geschlechterrollen im Argentinischen Tango, 2004, Deutschland, 15
[3]  Definición del lunfardo en el libro Panorama del lunfardo de Mario Teruggi, uno de los investigadores del argot lunfardo (Ebd. 182)
[4] (Ebd.183)
[7] (Ebd., 164)

Mittwoch, 5. Februar 2014

The globality of sports

C.A. Bayle, in his innovative approach to History writing, discusses in his book The Birth of the Modern World (2004) the gradual stardardization of global culture, political systems and economical structures, shaping the face of the world in a way that 21st century citizens might feel pretty much in the same place in Frankfurt, New York and Shanghai, even though we're talking about cities who belong to different countries and traditions.

Following a similar line,  Edward Said, the famous author of Orientalism, states in Culture and Imperialism (1994) how the expansion of Western culture was possible due to the broad extent of its empires: if by 1800 European powers claimed for themselves 55% of Earth's territory, by 1914 almost 85% of the globe was under the rule of Great Britain, France, the United States or Russia. 

It was imperialism that allowed the rise of a communication network that is still available in the present day--even in a larger extent and in a more penetrant way than it was 30 years ago. It surprises me how, in this sense, some objects and sounds, words and music, hobbies and symbols, foods and drinks have become a global commodity and an integral part of every day life for many people around the world. From pizza to pasta, the most recent hit single of  Daft Punkt or the insult "fuck you". But I'd like to concentrate on sport.

Take the example of (American) football. Even though it is probably the most American of American sports --only rivaled in its americaness by baseball-- last Sunday the Super Bowl was seen by ca. 100 million spectators around the globe. Football isn't as present in contemporary Germany as it is, for example, in Britain, but still there was an echo in the press while some of my German Facebook contacts commented the game on their statuses.

On the other hand, (European) football or soccer --as it is called in America-- is probably the most widely expanded British cultural export after The Beatles (or even more than them, because The Beatles, despite their canonized musical eternity, are in my opinion a more generational thing in contrast to football, a transgenerational phenomena that includes men and women of all ages, nationalities and social classes.

Football or Fussball came to Germany via Hamburg at the end of the 19th century. It was brought by English sailors who founded a small club in the harbor city. The sport expanded quickly in the German speaking world, so last year was celebrated the 50th Anniversary of the Bundesliga. German teams stand for cities or entire regions, but also for multinational companies (Hoffenheim = SAP, Leverkusen = Bayer) and political orientations (St Pauli is for example associated with Hamburg's leftwing scene)

But sports, as superficial and anti-intellectual as they might seem at the glance of  highly educated snobs, an in particular football, are in my opinion one of the most powerful tools of globalization: It has not only become a commodity and a business of millions of euros --from sports equipment to stadium tickets--, it has also become a way to articulate a sense of a global community. Or, as Benedict Anderson called, an Imagined Community of individuals who have neither seen each other, nor have any conscience of each other's concrete existence, yet they are aware of their belonging to a common (comm)unity (See: Imagined Communities, 1983)

Why, then, should be for example the Manchester United so interested in buying a Mexican young player, Chicharito? It is of course a matter of money --it's a about creating a new market and lock potential fans / clients / consumers in a developing country like Mexico, highly addicted to football. Chicharito, as any other player, is a commodity. But also a link between two countries that apparently have nothing to do with each other. Could be, in this sense, the Manchester United the most global of all teams, since it has had among its most famous players so many international figures, such as the Frenchman Eric Cantona? Just imagine this: How crazy were British fans for a Frenchman player, an ambassador of that imaginary "enemy" / rival, that country of "wine-and-cheese-freaks" across the Channel! Take a glance at the film Looking for Eric (2009), which pictures the illusions of a hardcore, middle aged Cantona's fan from Northern England:



We also have examples of this sport's globality in Germany. The team Borussia Dortmund (BVB), for example, offers updates in Japanese on its Facebook page: after Shinji Kagawa (now by the way in ManU) came to the Ruhr, a community of fans was born thousands of kilometers away. Such a paradox: a very traditional, deeply regional team, that is an unbeatable element of Ruhrpott popular culture along with other rival teams, like FC Schalke --hated by the way by Dortmund fans--, has become at the same time a part of Japanese sport's life --and popular culture.



As globalization involves migration at the same time, to finish this post I'd like to throw a last question: have you noticed the very international face of British, French and German National teams?  This makes me think of football also as a political message and as an historical narrative. In the case of Germany, it is for me clear that soccer is also a matter of international affairs: it is about showing the world how ethnically diverse (or as I'd say in German, bunt) German contemporary society has become, and at the same time, it is about sending a message to the interior of the Republic: a clear message that cultural integration is / should be possible. Sami Khedira, Mario Gomez and Mesut Özil --current or former National team members-- are not only football stars, they are also a picture of the cultural history --the history of migrations-- of our Federal Republic.

Feel free to post any comments or send us some other examples you can think of.
Cologne, 06.02.14